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martes, 26 de abril de 2011

Tulipanes





Situados en el corazón mismo del término de Valdemoro, los cerros de Valderremata guardan agradables sorpresas para el naturalista o para todo aquel capaz de permutar la insipidez de una tarde televisiva por la sencillez provechosa de un paseo campestre.

He demorado algo la visita que tenía pendiente para fotografiar los tulipanes que se esconden en las formaciones de pinos carrascos (Pinus halepensis) con que, tiempo atrás, se repoblaron los cerros más próximos a la vía del tren.

La persistencia de la lluvia -que contuvo con irreverencia procesiones en sus hangares- obró sin embargo milagros en estos campos. Ojalá llegue pronto el día en que muchos de estos "apasionados" celebren con la mitad de entusiasmo esta otra silenciosa multiplicación de las flores y los seres.

Las laderas, sus plantas, los tomillares, ofrecen un aspecto espléndido y la única inconveniencia que impone un paisaje tan vivaz es el barro que no es fácil despistar de nuestras botas.
Para mi desgracia “fotográfica” apenas resisten al calendario un puñado de ellos y los que lo hacen, ofrecen pétalos algo maltrechos.

Este hermoso tulipán (Tulipa sylvestris) es conocido como “burillas”, “tulipán bravo” o “tulipán campesino”. Su discreta existencia, en lugares a salvo de sobados derroteros, tal vez le confiera ese carácter reservado a unas pocas especies que son capaces de trasmitirnos un chispazo de bravura que es incompatible con el artificio.

A pocos pasos de los ejemplares que sobreviven proyecta al aire sus tallos espirales otro tesorillo botánico, la Sternbergia colchiciflora, que aquí también parece haberse hecho fuerte libre de miradas indiscretas.

No toda la ladera de pinos ofrece el mismo sombreado y ello es aprovechado por especies más heliófilas como Helianthemum cinereum subsp. rotundifolium, una cistácea que llega a resultar relativamente abundante.