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jueves, 19 de julio de 2012

19 de julio

¿Qué mejor día para echarse a la calle?.




sábado, 7 de julio de 2012

jueves, 5 de julio de 2012

Carl Amery y la crisis socioambiental

Pese a su extensión no es posible sustraerse a la oportunidad de esta certera reflexión de Carl Amery. Su pequeño libro es una joya que debiera ser leída como verdadera proteína literaria y sociopolítica. Carlos Taibo se hace eco, al final de este excelente video, de esta recomendación que uno -felizmente- hizo buena para sí.

>>Es fácil ver que la crisis de la biosfera es al mismo tiempo (y sobre todo) una crisis cultural. El modo en que tratamos al planeta al menos la agudiza y la acelera. El sector “más progresista” de la humanidad aprueba un sistema económico (o se ve arrastrado por él) que contradice el principio básico de todos los sistemas vivos: la sintropía, es decir, el mejor aprovechamiento posible de la energía solar, que afluye constantemente a nuestro planeta. Este sistema económico es por tanto un aliado del desierto, y el estado final en el que desembocará su actividad roturadora será un mundo hecho de desechos, basura y veneno. Ninguna atrevida charla sobre innovación, la era de la comunicación o instancias similares podrá modificar un ápice este patrón básico de nuestra actividad económica. Lo único que podrá hacer es atarnos aún más a nuestras ideas preconcebidas de lo que es el “progreso” mediante ofertas siempre renovadas de virtualidad y que resulte menos fácil reconocer el peligro que corre nuestra especie en ese mundo en vías de extinción, peligro que palidecerá en un mundo virtual programado por nosotros. Este mundo artificial, enajenado de toda producción auténtica, ya pasa hoy en el discurso político y social por la realidad decisiva. Quien hoy se llame “realista” quiere decir con ello que hace tiempo que ha desaparecido en ese mundo de repuesto, que ha cerrado tras de sí la puerta que conduce a la realidad de la biosfera y que le importan un comino sus peligros mortales, y posiblemente ya ni es capaz de concebirlos. Y la cuestión de la base de la vida, es decir, la cuestión mortal, hace tiempo que desapareció también de las campañas electorales, de los debates parlamentarios y de los suplementos literarios.
[…] Y, segundo, gracias al factor productivo llamado ciencia, el mundo de la economía y de las finanzas no sólo se ha liberado plenamente de esa responsabilidad biosférica, sino de toda responsabilidad humana, y ahora orbita, encandilado, en torno al sol de los beneficios. La política, en la medida en que aún reflexiona, no es capaz ya de ocuparse de las previsiones de futuro a largo plazo; salta desesperada de un témpano de hielo a otro, atrapada en el mejor de los casos en la ilusión de que para asegurarse la necesaria mayoría hará falta algún vínculo histórico con el espíritu de los tiempos, lo que creará una posibilidad de futuro.<<
Carl Amery. Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como precursor. Págs. 160-161.