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lunes, 25 de octubre de 2010

Cinturita de avispa


Las avispas no tienen buena prensa. Su popularidad no es mucha, la verdad, entre nosotros los humanos. Terror de las piscinas, kamikazes en las comidas campestres muchas suelen terminar sus días bajo un certero zapatillazo. La voracidad que manifiestan ciertas especies de estos himenópteros no ayuda demasiado a cambiar la mentalidad insecticida de la mayor parte de –por no decir toda- la población.

Nos guste o no, la vida evoluciona en este planeta al margen de nuestras categorías, de esa concepción utilitarista que nos permite formular estúpidas inquisiciones como aquella de ¿Para-qué-vale-una-garrapata, o-una-mosca, o-una-avispa?.

Hablando de avispas y de concepciones, en este caso estéticas, he recordado la expresión "cinturita de avispa", sin duda, el enunciado más benévolo que podremos hallar en referencia a estos bichos.

Traemos esto a colación porque hace unos días fotografiamos una avispa rara en Valdemoro. Tan rara que Leopoldo Castro, el mayor experto de nuestro país en estos repudiados animales, advirtió que bien pudiera ser la única foto de Ischnogasteroides picteti en internet.

Esta pequeña avispa presenta lo que los expertos denominan una distribución disyunta, pues sólo se han hallado poblaciones en el Mediterráneo occidental y Asia Central. En medio, nada de nada. Los datos obtenidos hasta la fecha de esta especie respecto de su distribución occidental aludian a Los Monegros, el este de España y el sur de Francia. En cuanto a sus poblaciones orientales éstas se localizan en Turkmenia, Kazakhstán y Mongolia. ¿Cómo explicar tan caprichosa distribución?

Este peculiar reparto ha suscitado hipótesis explicativas francamente interesantes. En el caso de las plantas, existe acuerdo científico a la hora de aceptar el origen pre-Pleistocénico de este fenómeno biogeográfico. Sin embargo, en el caso de animales es más polémico, postulándose dos teorías, bien la de la continuidad de poblaciones relictas o bien la de la recolonización.

El caso es que esta avispa ha tenido a bien habitar este rincón de la Comunidad de Madrid y, lo que parece más importante, dejarse fotografiar siendo tan esquiva. El arroyo de La Cañada, paraje donde se ha confirmado su presencia, reúne condiciones de sobra para disfrutar de protección como microrreserva de flora y fauna invertebrada. El tiempo no hace sino demostrarlo. Su interés científico está fuera de toda duda y de ello debería tomar buena nota más de un político cazurro. Otra cosa es que el apego a la ciencia brille por su ausencia en este jodido país.

Por lo que a mí respecta, si el próximo verano decides visitar mi tupper con pimientos no dudes, "cinturita de avispa", que serás bien recibida.

martes, 19 de octubre de 2010

Berridos cercados




Todavía suenan los berridos de los ciervos en los Montes de Toledo. Recorremos casi a finales de octubre estas sierras y fincas de Las Guadalerzas con nombres tan evocadores como Torneros, Balandrinos, Robledillos, Piruétano o el Madroñal. Reconocer la bravura de estos montes, a poco más de un centenar de km. de Madrid, es tan necesario como denunciar la escandalosa presencia de cercados y vallas cinegéticas. Como muy bien apuntaba el botánico Emilio Castro, ese latifundismo que permitió la conservación de estos montes se está volviendo en su contra. Esta gestión de los montes concebidos como mero espacio para el “monocultivo” de ciervos está derivando en una presión excesiva de estos herbívoros sobre la vegetación, disminuyendo la fitodiversidad de sierras y rañas. La clausura de caminos de uso público, el cierre de vías de titularidad ciudadana es el correlato antidemocrático en este fortín de banqueros, aristócratas y otros todopoderosos truhanes.

Pese a ello disfrutamos de la observación de ciervos, gamos y jabalíes que, a falta de enemigos naturales, drásticamente eliminados de estos montes, caerán abatidos por la bala de los monteros.

Llevo casi 20 años recorriendo estos serrijones de las provincias de Toledo y Ciudad Real y ciertamente es admirable su diversidad natural.

lunes, 4 de octubre de 2010

Wadi Rum





Nuestra pequeña caravana se sentía intimidada y se fue quedando en silencio, temerosa y avergonzada de hacer ostentación de su pequeñez en presencia de tan majestuosas montañas”. Thomas E. Lawrence Lawrence de Arabia. "Los siete pilares de la sabiduría".