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jueves, 9 de diciembre de 2010

La encina de los enamorados




Cielo gris sobre una fina cortina de lluvia. Hemos llegado a Ambite, una pequeña localidad al este de Madrid, muy cerca ya de la provincia de Guadalajara. Nos trae la ilusión de contemplar la Encina de los Enamorados, un soberbio ejemplar que algunos tienen por milenario. Se yergue junto a un recio caserón del siglo XVII, el llamado Palacio del Marqués de Legarda. Su volumen es tal, que llega a empequeñecer esta formidable construcción iniciada en 1623 por don Alonso de Terante y Cárdenas, embajador de Felipe III en Nápoles e Inglaterra. La leyenda dice que los planos de la época ya daban cuenta de una gran encina. Lo asombroso es que el ejemplar que actualmente puede contemplarse no es sino uno de los tres pies con que contaba originalmente. Hace más de 60 años se cortaron los otros dos.

Aprovecho para saborear algunas de las enormes bellotas esparcidas por el suelo. Otra de las abundantes leyendas que existen alrededor de la encina tiene precisamente a las bellotas por protagonistas:

En la Edad Media habitaba la casa un caballero, que tuvo que partir a la guerra contra los moros y dejó aquí a su prometida, una cría que servía en ella. Todas las tardes salía la pobre a la encina, se sentaba en uno de sus tres troncos y empezaba a hablarle y a llorar por él. Así durante años, pues su novio nunca volvió. Y tanto lloró la moza, que donde se sentaba empezaron a salir las bellotas amargas, mientras en el resto del árbol seguían siendo dulces”.

La estela que esta bella historia ha dejado en la actualidad, hace depender la felicidad de los casados del sabor de estos frutos. Así, probados el día de la boda, si la bellota es dulce, dichosa será la existencia de los recien unidos. Ahora que si la bellota amarga… ya pueden imaginar como será la futura convivencia.

Tomo fotografías de la espectacular encina. El sol, juguetón, irrumpe de improviso entre las nubes y el instante condecora uno de los disparos con un estupendo arco iris. Antes de abandonar este extraordinario lugar, cuya visita es muy recomendable, converso con un vecino. Me cuenta que son muchísimas las visitas que recibe la encina. "Y en el Palacio -apunta- están rodando estos días Tierra de Lobos".

Veo poca televisión, afortunadamente. Me suena que es una serie.

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