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martes, 8 de diciembre de 2009
Manifiesto por Madrid
La brevedad de este Manifiesto contrasta con la inquietud oceánica que nos suscita su lectura. El Observatorio Metropolitano ofrece este interesante análisis de los procesos de cambio concebidos e impulsados por la nueva intelligentsia política madrileña, singularmente encarnados en Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre. La demolición de la sanidad y la educación públicas o la destrucción salvaje de los espacios naturales, arrinconados por el urbanismo especulador, han ido acompañados –según se afirma- de un ensayo paralelo de ingeniería social con la pretensión de producir “sociedad civil”. Una tal interpretación de Madrid, hasta ahora reconocible como ciudad global desde los postulados de la Nueva Economía, permitiría reconocer al viejo poblachón manchego como verdadero laboratorio de las elites políticas y empresariales.
"No, Madrid seguirá creando empleos de mierda para al menos la mitad de su población. Visto así, la reducción del nivel educativo que muestran las recientes encuestas y el recorte de los presupuestos de educación que propugna Esperanza Aguirre son quizás medidas congruentes. No hay ni habrá buenos trabajos para todos. Hay quienes tendrán que limpiar los retretes de las grandes empresas. Quienes tendrán que cuidar a los hijos de la nueva global class aún a costa de los suyos. Y quienes tendrán que hacer las camas de los ejecutivos "en tránsito" para mantener el liderazgo de Madrid como capital del "turismo de negocios". Y lo tendrán que hacer por salarios mensuales inferiores a 1.000 o incluso a 800 euros. Para garantizar este resultado "óptimo", ahí están las reformas del mercado de trabajo que en las últimas tres décadas se han traducido en recortes en la duración de los subsidios de desempleo, abaratamiento del despido y regulación de una amplia batería de contratos temporales y atípicos para desembocar en la asimilación de la contratación indefinida a un empleo sin garantías".
Manifiesto por Madrid. Crítica y crisis del modelo metropolitano.
Observatorio Metropolitano. Traficantes de sueños.
domingo, 29 de noviembre de 2009
jueves, 26 de noviembre de 2009
Peloteros
No soy playero lo reconozco. Estoy pensando en esa forma convencional de ocupar la arena rodeados de humanidad en paños menores. Poco entusiasmo me podía suscitar un viaje a Oliva (Valencia) más allá de descansar unos días castigando unas cervezas. La aparición de la gota fría amenazaba con terminar en completo fiasco este imprevisto periplo levantino.
Al poco de dejar el coche en el aparcamiento, una pelotilla veloz de movimientos oscilantes asalta mi campo visual mientras trato de guardar las llaves en el bolsillo. El responsable, un escarabajo nervioso y sucio, cabalga un pedacito de excremento fresco y me digo que no puede ser tanta mi suerte. Efectivamente se trata de Scarabaeus (Ateuchetus) semipunctatus comúnmente conocido como Escarabajo pelotero, una especie colonizadora de enclaves costeros y litorales que no han sido triturados por el turismo. Según las observaciones realizadas, la especie ha sufrido un tremendo declive en los últimos 50 años. Es especialmente sensible al uso de pesticidas. Se halla incluida en el Libro Rojo de los Invertebrados de España que, por desgracia, es papel tan mojado como las olas que besan las dunas que habita. Sus hábitos coprófagos le hacen marchar tras las cacas de los mamíferos, entre los que se cuentan las humanas por las que -escatología aparte- siente una especial predilección.
Ya de vuelta en casa y durante unos días repaso el denso, estupendo volumen que Fauna Ibérica dedica a los Scarabaeoidea y que firman Fermín Martín-Piera y José Ignacio López-Colón. Vayan estas humildes líneas como pequeño homenaje a la memoria del desaparecido y extraordinario investigador Martín-Piera.
En resumen, un par de estupendas jornadas llenando las sandalias de arena y afotando como un loco bichejos y hierbajos.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Cazadores
Nos sobran los diagnósticos pero seguimos demorando la efectiva aplicación de tratamientos. Es difícil imaginar un panorama más sombrío para nuestro medio ambiente. Sin embargo seguimos conduciéndonos de forma suicida y no son pocos quienes llegan, incluso, a frivolizar miserablemente ante la inocultable magnitud del global desastre ambiental.
Me aterra y, en la misma medida, me subleva la actitud de ciertos sectores del mundo cinegético. De entrada, cualquier aficionado a la naturaleza habrá de hacer hueco en sus rutinas campestres a la irrupción violenta de los cañones. De lo contrario es muy probable que sea inevitable un conflicto de intereses y que éste se resuelva con perjuicio de la salud del distraído observador naturalista. Los derechos y prioridades son claras en favor del estruendoso gremio y cualquier litigio administrativo se despachará en favor de los violentos.
Nadie podrá poner en cuestión, no obstante, el sincero amor que dicen profesar a la naturaleza. Muchos de los eco-urbanitas ignorantes, entre los que sin duda me incluyo, deberíamos recular ante las confesiones de protoecologismo que proclaman y que suelen acompañar de viriles golpes en el pecho. Tengo para mí que tanta testosterona no puede ser buena. Lo de llenarlo todo de plomo –uno de los más letales elementos para los ecosistemas- ya nos lo tendrán que explicar con más detenimiento. Si la salud de los campos forma parte de sus preocupaciones la verdad es que lo disimulan muy bien.
Imperioso resulta un chaparrón de iniciativas y urgente la adopción de cuidados paliativos generalizados para nuestros comatosos campos y montes. Lejos de ello, muy lejos, el pragmatismo de quienes obtienen placer descerrajando tiros a seres vivos; la resuelta decisión de imponer su presencia a otros ciudadanos que buscan esparcimiento en el mismo espacio; el cultivo egoísta de una afición tan primitiva como excluyente.
Hoy día cobran forma ciertas reivindicaciones de los derechos de los no cazadores y confío en que tales esbozos sean recordados en un futuro como meritorios y corajudos antecedentes de una nueva manera de integrar nuestra belicosa humanidad en el medio que habitamos.
Mientras tanto es evidente que el campo es para el que lo tirotea. Bajo esta inamovible premisa ya sabes iluso urbanita: busca refugio, escóndete y sobre todo, sobre todo no rechistes.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Zygophyllum fabago
En no pocas ocasiones las afueras de la ciudad deparan notables sorpresas botánicas. La morsana (Zygophyllum fabago) es una curiosa planta introducida en España hace más de un siglo con la ayuda del ferrocarril. Tal era la hipótesis del Hermano Rufino Sagredo a la hora de explicar la distribución de esta especie que definía como planta ruso-asiática.
Sus preferencias ecológicas la llevan a colonizar con igual fortuna campos abandonados, ruinas o ramblas. En la cuneta de una vereda recogí, hace unos días, semillas de los únicos 3 ejemplares que he localizado en el término de Valdemoro. El dato puede llamar la atención si se considera el carácter tradicionalmente invasivo de la especie. Sin embargo, hay quien señala un más que probable declive de sus efectivos en la propia Comunidad de Madrid.
Tras los rigores del verano, que casi logran proscribir el verde del tapiz vegetal de nuestros campos, destaca la pujanza vital de esta planta de notables propiedades vermífugas (combate las lombrices intestinales) y astringentes. El observador poco familiarizado a buen seguro fijará su atención en la tersura de sus hojas bifoliadas y las caprichosas cápsulas que envuelven los frutos. Desde el punto de vista culinario el propio Font Quer advertía que “los capullos florales, encurtidos con sal y vinagre, pueden sustituir a las alcaparras”. Por otra parte es sabido su extraordinario valor como abono verde para huertos e invernaderos.
sábado, 17 de octubre de 2009
Convidados vegetales
Coge el dinero y corre es el nombre de una de las primeras películas de mi admirado Woody Allen. No por casualidad el título visita mi cabeza cuando merodeo ante uno de esos fantasmales y destartalados módulos promocionales de chalets que han venido proliferando hasta los avisos más severos de la crisis inmobiliaria.
Tras la súbita retirada de los escualos de la construcción llama mi atención el decorado vegetal superviviente. Pequeñas coníferas, tagetes, santolinas o Euonimus, como los de la foto, quedaron en verano a merced del sol inclemente y la falta de agua, una vez liquidado su concurso en el atrezzo embaucador de la felicidad doméstica perpetrada por los agentes inmobiliarios.
En resumen, un escenario tramposo y residual en el que destaca la provisionalidad de estos elementos vegetales. A diferencia de otros olvidados enseres, su condición vital añade un punto grotesco a la escena pues nadie los echará en falta ni, por supuesto, garantizará su supervivencia. Ni tan siquiera los servicios municipales de jardinería asumirán sus cuidados dado su muy particular origen.
A estas alturas del desastre nadie debería ignorar que la naturaleza rapaz del presente modo de producción homologa personas, ladrillos, tenazas o plantones de vivero. Es llamativo escuchar de boca de algún que otro socialdemócrata -sí, esos mismos que años ha se echaron en brazos del capital- aquello de que la economía no es sino una más de las ciencias sociales y que, por ello, debería adaptarse a las necesidades de los seres humanos y -por extensión new age- a las de los ecosistemas que los acogen, nunca al contrario.
Lo peor de todo es que sospecho que durante tiempo indefinido soportaremos a políticos, economistas y, cómo no, a esos ladrilleros que hoy parecen vivir sus horas más bajas, y sus peroratas sobre la supuesta sostenibilidad que anima sus acciones y sus obras.
Yo, mientras tanto, confío en llevar una repleta cantimplora de agua el próximo día en que el maestro Allen vuelva a asomarse a mi memoria.
lunes, 12 de octubre de 2009
Castanea sativa
Jornadas atrás compartí con mi boxer varios paseos por tortuosos senderos rodeados de castaños centenarios. Sus desaforadas carreras me hicieron pensar que parte de su reprimido espíritu lobuno se liberaba al saberse envuelto por semejante frondosidad. Y es que para un can debe ser un lujo cuasi oriental sustituir –apenas unos días- el recalentado parque urbano de la periferia madrileña por este entorno con todas las papeletas para ser morada de hadas, elfos o del mismísimo Basajaun.
A poca fascinación que la naturaleza sea capaz de suscitarnos solo un paso nos separará de la reverencia sincera hacia estos gigantes.
El castaño (Castanea sativa) muestra preferencia por los lugares frescos y de suelos profundos. No tolera bien los climas extremos. Es por ello que tanto las fuertes heladas del invierno como los rigores estivales mediterráneos se convierten en serias amenazas para su óptimo desarrollo. Es sabido que los romanos contribuyeron decisivamente a su extensión por la península Ibérica. No obstante los registros fósiles certifican su presencia antes de las últimas glaciaciones, confinado en aislados valles del norte peninsular.
Como bien nos recuerda el botánico Emilio Blanco, la importancia del árbol se refleja en infinidad de citas literarias. Además, el lenguaje popular está trufado de numerosas expresiones que tienen en el castaño su razón de ser: “Esto pasa de castaño oscuro”, “En tiempos de Maricastaña”, “Sacarle las castañas del fuego”, o el expresivo “Toma castaña”.
Su nombre latino Castanea, deriva del griego kastanon que, como no podía ser menos, significa castaño y a su vez de Kastana, ciudad de Asia Menor célebre por sus castañares.
A poca fascinación que la naturaleza sea capaz de suscitarnos solo un paso nos separará de la reverencia sincera hacia estos gigantes.
El castaño (Castanea sativa) muestra preferencia por los lugares frescos y de suelos profundos. No tolera bien los climas extremos. Es por ello que tanto las fuertes heladas del invierno como los rigores estivales mediterráneos se convierten en serias amenazas para su óptimo desarrollo. Es sabido que los romanos contribuyeron decisivamente a su extensión por la península Ibérica. No obstante los registros fósiles certifican su presencia antes de las últimas glaciaciones, confinado en aislados valles del norte peninsular.
Como bien nos recuerda el botánico Emilio Blanco, la importancia del árbol se refleja en infinidad de citas literarias. Además, el lenguaje popular está trufado de numerosas expresiones que tienen en el castaño su razón de ser: “Esto pasa de castaño oscuro”, “En tiempos de Maricastaña”, “Sacarle las castañas del fuego”, o el expresivo “Toma castaña”.
Su nombre latino Castanea, deriva del griego kastanon que, como no podía ser menos, significa castaño y a su vez de Kastana, ciudad de Asia Menor célebre por sus castañares.
martes, 22 de septiembre de 2009
O Caurel en El Escarabajo Verde
Primera parte:
Segunda parte:
Mi agradecimiento a los profesionales de este programa imprescindible.
Segunda parte:
Mi agradecimiento a los profesionales de este programa imprescindible.
Drosera rotundifolia
He pasado unos días en la maravillosa Sierra de O Caurel, un territorio bien conocido por los botánicos por su formidable diversidad florística. Allí he tenido la fortuna de observar esta pequeña joya aunque, a buen seguro, tal admiración no la compartan los insectos que pululan alrededor de ella. Se trata de una planta insectívora que recibe el muy significativo nombre de atrapamoscas. También se conoce con otros bonitos apelativos como los de rocío del sol o hierba de la gota. Los científicos la denominan Drosera rotundifolia. Esta planta carnívora precisa de suelos muy húmedos con musgos, habitualmente del género Sphagnum. Las hojas basales presentan una disposición horizontal aunque también pueden aparecer semirrectas. Es muy característica la presencia de pelos glandulosos que producen un líquido pegajoso con el que apresan a sus víctimas. El insecto, en su desesperada pretensión de escapar, estimula con sus movimientos el giro de más pelos haciendo todavía más difícil su liberación.
La especie, al crecer sobre suelos pobres en nitrógeno, ha desarrollado esta estrategia de alimentación para poder obtener los nutrientes que el sustrato le niega.
Lástima que por la época no haya sido posible fotografiar sus bellas flores que rematan un espigado tallo o escapo florífero. Ya tengo una excusa más para volver a este precioso rincón gallego.
viernes, 24 de julio de 2009
El criptocéfalo manchego
Todavía recuerdo la emoción que me produjo el encuentro con este minúsculo e inquieto escarabajo. El latinajo adaptado por los científicos para describirlo es nada menos que Cryptocephalus bahilloi. “Kryptos” es palabra griega y significa oculto o escondido. Por respeto a quienes padecen de cefalea no insistiremos en la parte aludida por el sufijo acompañante.
En efecto, el pequeño criptocéfalo manchego pertenece a un género de crisomélidos que se caracteriza por presentar una cabecita semioculta al final del pronoto.
Hace apenas un lustro este escarabajo era desconocido por la ciencia. Fue el entomólogo José Ignacio López-Colón quien lo describió en la localidad de Rivas Vaciamadrid, en un paraje hoy desaparecido bajo el empuje y el hormigón de la especulación inmobiliaria. En homenaje a su amigo -y también entomológo- Pablo Bahillo de la Puebla bautizó a la especie.
Emocionante fue, como decía, localizar y fotografiar a este extraño y valioso bichejo en el término de Valdemoro. No fue fácil pues al menor indicio de aproximación desaparece como por arte de magia.
Para su supervivencia depende de una planta también endémica, el limonio de los yesos (Limonium dichotomum), que sólo se encuentra en las provincias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Madrid.
La falta de educación ambiental de la ciudadanía y, en especial, la desastrosa política medioambiental de la Comunidad de Madrid está suponiendo la desaparición de espacios naturales, corredores ecológicos y especies animales y vegetales engullidos por la voracidad urbanística que desata la especulación.
Produce tristeza que 30 años de crisis ecológica -y su correlato audiovisual de programas televisivos que persiguen la sensibilización y la formación ambiental de los ciudadanos- no impidan la sonrisa y la soberbia ignorante de quienes anteponen todo capricho humano a la búsqueda del mínimo equilibrio natural.
Nada consuela pensar que en cualquier nación de nuestro entorno no sería preciso emplear mucho tiempo en convencer a vecinos y autoridades de la necesidad de salvaguardar este patrimonio.
Spain is different y, lo que es peor, creo que lo será por mucho tiempo.
jueves, 23 de julio de 2009
ALJEZAR
Me encanta esta palabra de origen árabe: aljezar, o el yesar. Los campos donde vivo son ásperos, secos, de una hermosura tal vez discutible pero, sin duda, marcados por la impronta imperecedera de los afloramientos yesíferos. Sucede que, al igual que ocurre con infinidad de seres y criaturas, hay palabras condenadas a la extinción por el castigo silencioso de millones de gargantas. Ésta, creo, es una de ellas.
Valgan pues estas líneas y esfuerzos como pequeña reivindicación lingüística, cultural y, cómo no, paisajística. Los aljezares, ese escenario pseudoestepario que caracteriza buena parte del paisaje del sureste de Madrid, acogen plantas y animales adaptados a las adversas condiciones del entorno y, en cierta medida, ello los hace únicos. No hace falta marchar muy lejos para disfrutar de valiosos endemismos, esto es, especies vegetales o animales cuya área de distribución está restringida a un área muy concreta.
Desde hace mucho tiempo estos seres me ocupan y preocupan. Mi principal materia prima la contituye el tiempo que generosamente derrocho en rastrearlos por lindes, herbazales o páramos resecos. A través de esta pequeña ventana nos iremos asomando discreta o indiscretamente - a lo Hitchcock- por estos andurriales tan poco conocidos.
Feliz verano, feliz vida.
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